26 junio 2009

qué bello es vivir

Pues vaya mierda que Michael Jackson se haya muerto.
En general, que costumbre tan estúpida y humana esa de morirnos.
Algunos tienen presentimientos de cuando morirán. Otros, tienen mucho interés por saberlo.
Estos ahora lo tienen super facil ya que en algunos anuncios: banners, pop-up... que circulan por internet, te ofrecen la posiblidad de conocer que día, mes y año morirás.
¿fuerte eh?!
El otro día vi a un colega que lo colgó en el facebook. Al tipo le salió que vivirá 93 años. Y yo pensé, mira, los años que ahora tiene mi avó.
Yo haria ese test si me supiese decir mas cosas, y todas ellas buenas.
Por ejemplo:
morirás el 3 de julio del 2090 en la cama mientras duermes, sin agonias, miedos ni dolores.
Tu vida habrá sido tranquila y llena de felicidad. Habrás hecho feliz a todos los que estuvieron cerca tuyo. Tu salud de hierro, solo fue quebrantable por la invatible muerte.

También ha muerto la melenuda rubia de Farrah Fawcet.

Curiosa la muerte, algunos la desean, otros la esperan, otros ni en pintura la quieren ver, otros la celebran...

Yo prefiero la vida, la buena vida.

25 junio 2009

la levedad pesa y sopesa

Soy un simio.

Sentada en el árbol sin hojas, con mi matutino y perenne culo.

Sentadito en la rama, las piernas en péndulo.

Cabeza apoyada en el brazo izquierdo doblado.

La claridad del día es diferente y mis ojos se desmayan con la luz de 180w.

Me molesta todo el ropaje que llevo: las gafas, la corbata, los calcetines, todo que envuelve y decora mi piel.

Me incomóda el pelo de mi cabeza, mis pestañas, mis cejas, mis dientes, mis uñas.

Fuera todo.

Ahora se respira mejor.


Y este bolígrafo que antes utilzaba es reemplazado por un teclado que pesa sopesa y sospecha el peso de escribir palabras con poco peso.

Porque "Verba volant scripta manent".

23 junio 2009

Los números con números más enormes que tu culpa.

Despierta.
Despiértate ya.
Cada persona que estuviera en un lugar esperando a otro alguien, debería llevar encima y colgando de su cabeza, un reloj bien grandote: con punteros y números enormes y de un color pongamos que negro y rojo.

Así que, irremediablemente ante la pregunta ¿hace mucho que me esperas? El esperante desesperado, le indicaría con el dedo al osado retrasado que mirase hacia arriba para ver con sus propios ojos, cuantos rayos de segundos, minutos o horas había perdido por la espera.

Yo a veces, soy tonta.
Soy tan tonta, que a los que me hacen esperar, y ante su pregunta de ¿hace mucho que me esperas? Contesto “ tranquilo, de hecho acabo de llegar”.

Pero con ese reloj encima mío, le diría: llevo treinta y cuatro minutos y dieciséis segundos esperándote ¿no lo ves cacho tonto? ¿quién narices te crees que eres para hacerme esperar tanto?
Dame un buen argumento.
Pero no me lo das, y llegas con esa cara de pena, como si te supiese mal haberme hecho esperar, pero en realidad eres de esos que aún creen que un retraso de quince minutos en una fiesta es referencia de personas cool.
Despierta
Despiértate ya.

Sería curioso eso de llevar un reloj grandote encima de nuestra cabezota, ah! Y que fuese de facil arreglo, ya que este, lo utilizaría para estamparlo contra la cabeza del retrasado que nunca llega a tiempo. Pataclán! Ves los pajaritos?!.

En fin, yo a veces llego temprano a los lugares, y cuando llego tarde, no lo dudes, me pasa como a ti: siempre es por culpa de los demás.

22 junio 2009

lo que pudo ser mi vida en otra semana de otra vida.

Debía irme. La estupidez humana picaba a mi puerta. Y aunque siempre procuré que fuera estoica y de marfil, la mierda retornaba a batir y, los muros construidos iban a ser derrumbados.

Por eso, acostumbro a decir, que el ser humano siempre ha de disponer de una doble elección. En este caso, cómo otros en mi corta vida, tuve que elegir entre afrontar el problema de una manera cobarde, o afrontarlo de una manera valiente.

Así que opté por la opción que ya sabéis.

Mi regreso de París, me ha dejado un poco traspuesta, así que si gustan, disculpen el olor de mierda y, de podrido que desprenden mis palabras.

Haber paseado mi cuerpo hambruno, mi alma fustigada y mi despistada sombra durante tanto tiempo por la alargada calle de les Halles, me han producido inevitablemente, llagas en los dedos de los pies, lo cuál cómo ya sabéis produce un líquido que no puede ser expulsado cómo un “pis común” y, queda pues, guardado en el intestino delgado, que al tampoco poder asimilarlo y expulsarlo por vía vaginal, es dirigido a la boca provocando eruptos de un desagradable hedor.

El tiempo en esa etapa de mi vida estuvo lleno de desafortunados desencuentros amorosos y, en un país aquejado por enormes conflictos estadísticos, ya que, la mano de Napoleón no sólo batía en su cáncer estomacal sino también en la tarima política, dejaba el tema del amor cómo el único lait motiv que podía haber mantenido mi vida más o menos en vida. Y lastimosamente no solamente no tuve amor, sino que tuve desamor. Un desamor de 2 desencuentros amorosos.

El primero sucedió con Gustave F. Éste era un hombre intelectual mayor que yo, movido por una serie de circunstancias que dejaron de ser divertidas y reales dando lugar a un hombre totalmente desconocido por mi persona y convirtiéndose en un desmelenado naturalista. Y por aquél entonces y hasta hoy, ya sabéis que yo siempre fui amante de realistas.

Así, que lo nuestro no funcionó y, dejamos de ser amantes para no ser nada.

La ruptura con Gustave me llevó a caer en una extraña depresión. Cada día, me encontraba más débil para ir a trabajar. Así que irremediablemente dejé de comer queso, verdura y una pieza de fruta. La debilidad física junto con la depresión se agraviaron al enfermar con gripe.

Una mañana reuní fuerzas suficientes para ir en busca de mis amigos y pedirles ayuda económica para medicamentos varios.

Fue en esa búsqueda, más o menos egoísta, cómo casi todo acto, cuando fui descubriendo poco a poco la última faceta de mis cuatro amigos.

Curiosamente al preguntar a amigos de mis amigos sobre dónde estaban mis amigos (entendeis, amigos?), éstos, comenzaron a explicarme una de las historias más realestragicomediarománticaburlesca de la cuál mis cuatro únicos amigos eran los protagonistas.

El tema de la historia , era el suicidio común, lo cuál, produjo en mi mente un título “mis amigos suicidas”.

El mismo día en que yo caí en depresión, mis cuatro e únicos amigos se convirtieron en amigos suicidas. Y me asombré de cuántas cosas pueden suceder en un solo día :a las 7 de la mañana yo abandonaba la cama de las sábanas calientes del apartamento de Gustave para siempre. A las 10 AM en el barrio latino, los dos hermanos Goncourt decidieron dar el último gran salto de su vida por el balcón número 10; a las 13:33 cerca de allí, Jules Champfleury alargaba sus muñecas ante la cuchilla de 3mm y, a las 18:45 hora en la que la luz solar apacigua sus colores dando paso a la neblina, en una de las pistas de aterrizaje del aeropuerto Charles de G. mi último amigo Duranty erguía su cuerpo frente a un Concorde lleno de personajes aristócratas que ni siquiera se alarmaron por el ruidoso golpe de un cuerpo venido a menos.

Así que me quedé sin amigos y, sin ayuda para medicamentos.

¡Qué agraciado fue mi cuerpo y qué desgraciados fueron aquellos días!.

Pero nada dura tanto, y empecé a recuperarme de mi crisis emocional y, de la gripe.

Debía volver a trabajar y, al día siguiente de pensar esas palabras volví a ejercer mi trabajo con tan mala o buena suerte que aquél día me pillaron trabajando.

Robando el queso que siempre usurpaba con las verduras y pieza de fruta en uno de los bistrots cerca de la Place de la Concorde fui descubierta por un hombre de barba y bien vestido. Al mirarme con una mirada que nunca antes había visto me asusté. Y mis pies llagados en vez de quedarse quietos, empezaron a correr en dirección a la Place.

Al llegar ahí, mi realismo permitió recordar todas las cabezas cortadas, toda la sangre derramada de más de un centenar de franceses víctimas de la justicia revolucionaria. Su sangre salpicó mi cara, mis pestañas, mis ojos, mis labios y, en mis oídos se agolparon los gritos callados a la fuerza por la guillotina .

Todo repicaba en mi cabeza cómo la mierda picó a mi puerta , con la excepción de que esta vez no fui capaz de aguantarlo y, me desmayé.

Recuerdo que antes de que mis ojos ensangrentados se pusieran blancos contemplé la silueta del que fuese mi segundo desencuentro amoroso.

No pude comprender, ni siquiera ahora, cómo su desmedida atención y amabilidad que me parecieron en un momento encantadoras razones para conocerlo, podían convivir con el mediocre hombre con maquiavelas intenciones.

Esto si que era un 2 en 1.

El nombre de este hombre era Emile Zolá y ,después de invitarme a un suculento almuerzo por 100 francos, se interesó por mi vida e insistió en que le explicara cómo yo y mi vida habíamos llegado hasta allí.

Todo iba correctamente bien hasta que a traición por un guiño de mi Emile al meitre del bistrot fui acusada de robar las toallas del toilette.

La guardia que ya había sido llamada con antelación por Emile, vino hacia mi y, esta vez mis pies con los dedos llagados cansados de correr y pensando que merecían otra vida se revelaron contra mi mente.

Así que, fui atada de manos y pies y, mirando a mi segundo desencuentro amoroso le grité : Yo te acuso!.

Su recuerdo permanece en mi mente y, su obra en la historia. Mis anécdotas le sirvieron para escribir la gran obra de su vida Yo Acuso.

Así que cómo siempre, la moraleja es “ no hago nada y así nada se queda sin hacer, sé que nací ayer”.

09 junio 2009

refraneando

07 junio 2009