28 mayo 2009

Mis chapas



Operación "Arriba los pulgares"

Ahí te quiero ver.
Intento visualizar y recrearme en el momento pos operación dedo pulgar.
Ya me veo, sentada en una silla reclinable esperando a que la anestesia se pase. Veré a Víctor y a mi madre. Les sonreiré y algo debilucha por la impresión que me ha dado todo les levantaré el dedo envuelto y les haré el gesto de 'todo o.k.'.

Estoy adelantando faena de cosas que no podré hacer una vez me hayan operado y a la vez, me voy concienciando de cosas que no podré hacer como:

Conducir el Honda, ni la Yesterday.
Hacerme la cafetera.
Tocar el piano.
Escribir con la mano derecha.
Ilustrar con la mano derecha.
Jugar a lo bestia con los perros.
Pasearlos.
Esconder el pulgar entre el índice y el corazón.
Trabajar.

Mientras viajaba leí un artículo que decía que el origen del término “Ok” utilizado en diferentes lenguajes del mundo para decir que esta todo bien, se remota al tiempo de la guerra civil de EE. UU., según dice el escrito los oficiales a cargo de las tropas tenían que hacer un informe al final de alguna batalla, para lo cual escribían en una pizarra ”0 Killed” refiriendose a cero muertos para indicar que todo les había ido muy bien.

Pues eso, que todo irá 0K.

25 mayo 2009

Empieza por la C de colegas, Carlos, celulitis.

En la parada del bus, he hecho un colega.
Tengo una teoría: todo lo que te haga esperar te hara tener un colega.
Puedes hacer colegas mientras: esperas los buses, los trenes, dentro o fuera de los ascensores, en las consultas de los médicos, en el dentista, en el taxi mientras esperas a que te lleve donde quieres, en el restaurante con el camarero...
guau! yo tengo un montón de colegas :-).

En fin, mi nuevo colega, me da el sexto sentido que es publicista o grafista. Tiene y casi siempre la lleva con él, una fashion bici plegable, también lleva unas rayban, unas vans, y una mochila con cascos de música.
Estábamos él, pongamos que se llama Carlos, una señora y yo, esperando el bus en el banco de la parada, de pronto Carlos y yo casi salimos disparados y proyectados al cielo ( la señora oronda, se puso en pie y eso causó que lo que nos mantenía en el suelo, y a nosotros estables se fuera al garete).
Y gracias, a ese susto subidón, Carlos y yo, ya somos colegas e irremediablemente, cuando nos volvamos a encontrar en la espera cotidiana, nos miraremos, sonreiremos y con o sin bamboleo de cabeza nos diremos: hey, hey!.

En fin, ya dentro del bus, una tipa lee la revista de pésima calidad pero que cae muchas veces en mis manos 'Cuore'.
Observé a la chica, fijándose en la celulitis de esos primeros planos de nalgas y culos que tan bien saben hacer.
A esa tipa y a mi, nos unía seguramente pensar lo siguiente:
Con toda la pasta que tienes, con todo el tiempo del mundo que dispones para no tenerla: jodete cabrona famosa que tienes lo mismo que yo.

Y seguro, que si conociese a esa famosa, en la consulta del doctor anticelulítico, también nos haríamos colegas.