17 noviembre 2010

qué fácil es perderse de la mano

¡no corras tanto que te pierdo!
Qué fácil es perderse de la mano del que va a tu lado. 
A veces es la  propia Fortuna, otras, Cupido con el amor de tu vida, el trabajo de tus sueños, y otras, la propia Vida.
Pero la vida nunca se pierde ¿no? siempre estamos a tiempo, aunque las lágrimas, el enfado, el miedo o los nervios no te permitan visualizarlo. 
Créeme, siempre estamos a tiempo de cogernos otra vez.
Probablemente,  ya no será aquella mano suave, tersa y protectora. Quizás, la nueva mano, tenga pinchos, verrugas y grietas.
Sí, la nueva mano o la que regresa tras el olvido, ahora tendrá pinchos amarillo- blanquecinos de esos que habitan en los cactus verdes de orejas Mickey Mouse, esos pinchos que cuestan tanto de extraer, que siempre molestan y que cuando los buscas, buscas, no los encuentras y si lo haces, no consigues quitártelos de encima porque se adaptan mejor que tu a la nueva  situación;
También encontrarás en esa nueva mano, verrugas como montañas rocosas y marrones, en las que para llegar hasta la esplanada deberás escalaras alto muy alto y en solitario, y quizás cuando estés a punto de llegar a lo alto de ésta, resbalarás y te caerás de culo, o de espalda, o de carrillos, o ¡zas! en las paletas dentales, o en la delicada frente que, aunque aturdida y pensativa, decidirá continuar;
Por último, hallarás las grietas de las manos que son como frías y solitarios rocas de hielo, son como los nómadas icebergs...  y  para pasar de un lado a otro y no caer en las heladas aguas, deberías ser el Inspector Gadget con sus gachetopiernas... pero como tu de eso no tienes, no te preocupes, que ya te las ingeniarás para llegar al otro lado sana y seca.
Así que ya sabes, es fácil perderse de la mano, pero no sufras, siempre hay otra oportunidad, otra mano, y cuando eso pase, agárrate bien fuerte y no te sueltes nunca más.


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