23 mayo 2010

mala gente con mala leche y hay un nuevo héroe en la ciudad

El trabajo es mío.
Estoy contenta.
Salí el viernes de trabajar de 14 a 17h. Ese día fue el mejor de la semana sin duda. Y fue cuando conocí a la penúltima de las compañeras que me faltaba por conocer de la tienda. También sin duda alguna  Feli, así se llama, va a ser mi mejor compi.
 Y para ser justa, escribiré que el nombre de la que en pocos días me ha recordado eso de "en el trabajo no hay amigos" ese nombre es Merche.
Que cada una, ocupe su lugar. Siendo fan incombustible de la serie Lost,  Feli sería Jacob y Merche sería el Humo.
¡Hostia! qué mala leche tienen algunas personas. Es verdad, hay gente que ha nacido para simplemente joder la vida a los demás, para hacerla más complicada (si cabe). A veces pienso, qué debería dialogar con esas malas personas, pero para qué, me dijo una vez mi psicólogo. Hazlo si quieres, pero sabes que obtendrás?
el qué? le pregunte, y el me hizo este claro ejemplo:
mira, si te han hecho una cosa que no te ha sentado bien, y vas a esa persona y le dices; perdona, es que no te acabo de entender, ¿por qué me has dicho esto? o ¿por qué has hecho esto así?
esa persona Marina, tiene dos opciones para contestarte: una, te dirá una mentira, (por lo que no te servirá de nada, o quizás te enrede más la cabeza)  y dos, te dirá algo, su "supuesta verdad"  que no te encajará, a la que también querrás darle más vueltas.
En resumen, algo que tú no harías, no le puedes dar-buscar una explicación lógica.

En fin, el psicólogo no me dijo eso exactamente, todo lo de allá arriba escrito lo deduje yo, después de algunos encontronazos con personas tipo "Humo" .
Y sabes que les digo ahora ¡a tomar viento! ¡que te den por culo! (por lo de, que os jodan!).
Y tengo razón, ¿porqué qué hacer con las personas que quieren mal a los otros.

El viernes, saliendo del curro, en dos segundos de espacio tiempo, me encontraba en la Plaça dels àngels, pero angelitos que Dios te bendiga, no había ninguno. Me encontré con un puñado de gente sentada sin hacer nada más que observar su cup of tea, mientras un señor inmigrante con su carretilla como único mundo, se enfrentaba con un guiri de camisa blanca y cable enchufado por el oído (lo del móvil--digo).. . debía estar conversando con el demonio por la manera en que le miraba y gritaba a pleno pulmón al indigente.
Y yo, aturdida por el shock de tarde feliz y encontronazo con the real stupid world, me apresuré al sarao, y menos mal, que apareció el héroe de esta historia. Porque no sé que hubiera hecho.
Un chico con un pañuelo azul con estampado cachemire en la cabeza, una camisa verde atada a la cintura, una funda de guitarra (imagino con la guitarra dentro) colgando por su espalda. Alto, un metro setenta largo, hermoso de cara, con caminar algo futbolístico-montar a caballo  (por lo de las piernas abiertas) y ahí fue él, a la pelea para separarlos pacíficamente.
Y consiguió que el " Humo Sr. Guiri " se fuera, manchado de sangre en su camisa blanca. Y  que  se quedara en la plaza el indigente, dando voces en su idioma, revisando si a su carretilla le faltaba alguna pertenencia de su mundo.
Mientras todo esto sucedía, los guiris se reían absorviendo su cup of tea, otros se espantaban, y  yo ya no sabía dónde estaba.
Así que me fui, coincidiéndo con la marcha del héroe. Caminamos juntos pero sin estarlo. Él por su lado, y yo por un bordillo a punto del atropello. A tan sólo mi brazo estirado.
Y nos separamos, y me quedé con las ganas de decirle: ¿puedes ser mi héroe?.

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